La crisis energética y los inminentes peligros del cambio climático han puesto a nuestras prácticas cotidianas en tela de juicio.

Los principales reproches se encuentran en los espacios industriales, donde muchas veces no se cumplen con todas las medidas preventivas para el cuidado del medio ambiente.

Una de las tantas exigencias que deberían atender con rigurosidad las industrias, es el uso de silenciadores, los cuales ayudan a reducir no solo la contaminación acústica, sino que también los niveles de emisión de gases.

En este sentido, el primer paso sería contar con silenciadores acústicos, disminuyendo el impacto que estas pueden llegar a tener en la calidad de vida de trabajadores y vecinos.

Ni hablar de los silenciadores industriales, los cuales deberían estar complementados con catalizadores que regulen los desechos de la combustión y que no contribuyan a potenciar los estragos del efecto invernadero.

Si bien son solo pequeños detalles, estos realmente podrían tener una gran incidencia en el futuro de nuestro planeta.